jueves, 26 de septiembre de 2019

Menorat hMaor del Rab Isaac Abohab

Estamos analizando aun párrafo del libro Menorat hMaor del Rab Isaac Abohab. El texto en cuestión habla de siete niveles posibles de arrepentimiento, de mayor a menor, aclarando que el contexto de este análisis NO se refiere a las ofensas hechas hacia el prójimo (robar, ofender, engañar, etc.) donde además de arrepentirse hay que pedir perdón, restituir, resarcir,, etc., sino de las ofensas contra Dios. 
Exploraremos el cuarto nivel que se refiere al arrepentimiento cuando alguien nos advierte y nos previene de las consecuencias que traerán para nosotros nuestras malas acciones.  Como explicamos anteriormente, el arrepentimiento sincero es el que nace espontáneamente de la auto-reflexion, al despertar de nuestra conciencia, o a partir de un renovado deseo de reconciliación con nuestro Creador. Esto último se llama en Hebreo, arrepentimiento por amor a Dios (תשובה מאהבה).
El Rab Abohab que este nivel de Teshubá ocurre, por ejemplo, cuando un maestro o un amigo que nos conoce personalmente nos advierte de forma directa sobre las consecuencias negativas de nuestro proceder, o por ejemplo, cuando un Rabino en su sermón de Torá se refiere impersonalmente a algo que nos toca de una forma directa. En ambos casos, nuestro arrepentimiento surge a partir de un estimulo exterior y por miedo a las consecuencias.
Menorat haMaor trae como ejemplo de este cuarto nivel de Teshubá el caso de los habitantes de la ciudad de Ninevé (también conocida en castellano como Nínive). Allá por el año 780 antes de la era común, HaShem se le apareció al profeta Yoná ben Amitai y le dijo que él debía dirigirse a esa ciudad no-judía, que tenía más de 120.000 habitantes (en esa época este número de habitantes era muy inusual)y allí debía advertir a los habitantes que la ciudad sería destruida por sus multiples ofensas hacia Dios y hacia el prójimo.
No vamos a detenernos en todos los detalles de esta fascinante historia. Sólo contaremos que luego de un fallido intento de escape y suicidio, Yoná llega a esta gran metrópoli Asiria y advierte a los ciudadanos que la ciudad será destruida en 40 días. Los habitantes de Ninevé escucharon a Yoná, tuvieron miedo al castigo divino y se arrepintieron. HaShem suspendió Su decreto y perdonó a la ciudad.