martes, 25 de julio de 2017

Luego de la muerte de Agripas

Luego de la muerte de Agripas,  el gobernador de Judea (Yehuda, Israel) entre los años 41 y 44 de la era común, comenzó un periodo muy malo para Am Israel, que culminó con la destrucción del Bet haMiqdash en el año 68.


Los Romanos promovían la inmigración de gentiles paganos a Israe a quienes eximían de impuestos y favorecían con sus leyes.  Si un judío, por ejemplo, no pagaba los exhorbitantes impuestos al emperador, sus tierras eran confiscadas y entregadas gratuitamente a los paganos.  La población judía se sentía cada vez más desplazada y despojada de sus tierras. 


En el plano religioso la situación no era mejor: Las  provocaciones y humillaciones contra los judíos continuaban creciendo cada vez mas.  Maimónides indica que la ofensa de Apostomus, donde por primera vez los gentiles quemaron públicamente un Sefer Torá, ocurrió en los tiempos del gobernador Cumanus (48-52).  Luego de Cumanus llegó el turno de Felix, que gobernó Judea por 8 terribles años (52-60).  Felix había sido un esclavo en su juventud. Y como gobernador, si bien respondía a las directivas del emperador romano, tenía via libre para poder para hacer todo lo que quisiera en su provincia. Felix abusó de su poder contra los Yehudim. El historiador romano Tácito denunció esta actitud diciendo que Felix: “…practicó toda suerte de crueldad y abusos, usando su poder como rey [de los judíos] para dar rienda suelta a sus instintos de esclavo”.  


Todo esto era parte de una campaña deliberada y orquestada por los romanos para que Judea dejase de existir como territorio judío y los judíos se trasformen en ciudadanos “normales” del imperio.  La situación era desesperante. Los Yehudim no tenían el poder para cambiar lo que estaba pasando. Y frente a esta angustiante situación, lamentablemente,  los Yehudim estábamos más divididos que nunca.


Si bien la gran mayoría de los Yehudim seguía la tradición de sus padres observando la Torá escrita y la Torá oral (Parushim) también había un importante grupo, relacionado con la aristocracia y el sacerdocio, que se llamaban Saduceos (Tsadoquim), que no aceptaban el liderazgo rabínico tradicional y no les molestaba vivir bajo las ordenes del imperio romano.   Había otro grupo llamado “esenios" que eran ascetas. Se retiraban a vivir en comunidades muy cerradas en el desierto y estaban separados del resto del pueblo.   También había Yehudim influenciados por la cultura y la filosofía greco-romana, que eran menos estrictos en la observancia de la Torá y eran prácticamente aliados de los romanos.  Por otro lado, la desesperada situación de vivir bajo los romanos alentó a muchos Yehudim a albergar esperanzas mesiánicas (como sucedió también en los tiempo de Ribbí Aquibá, Bar Kojba. etc, en el año 135). En estos años, 40-60 de la era común, se formaron varios grupos mesiánicos y algunos terminaron transformándose luego en religiones opuestas al judaísmo (el cristianismo, por ejemplo).

  

Las divisiones no se limitaban al plano religioso. Muchos Yehudim pensaron que la única forma posible de sobrevivir como pueblo era sublevarse contra Roma, y decidieron tomar las armas, atrincherarse en Jerusalem, resistir y luchar contra el imperio romano hasta derrotarlos y recuperar el estado judío independiente.  Y si bien era cierto que NADIE, ningún pueblo en la antigüedad, había sido capaz de resistir, y mucho menos vencer, al imperio romano, los Yehudim contábamos con dos elementos a nuestro favor. 1. HaShem estaba con nosotros. 2. ¡Ya lo habíamos hecho! En el tiempo de los Jashmonayim, bajo el liderazgo de Matitiyahu y sus hijos peleamos y derrotamos al imperio Griego! La memoria de este épico triunfo, ocurrido sólo 200 años atrás,  estaba muy fresca en la mente del pueblo.


Esta idea dio lugar a lo que se llamó: HAMERED HAGADOL, la “gran rebelión” de los judíos contra el imperio romano.  Pero esta rebelión no tuvo éxito, y culminó con la destrucción de nuestro Bet-haMiqdash.

Yehudah Ben Avi.