Primer comentario –
EL RECATO…
¿para mujeres o para hombres?
Ud. pasea por las calles de Bs. As. y trata de caminar por la sombra.
El calor del verano es agobiante. Ud. pasa por la plaza. Sobre elc pasto están tiradas decenas de hombres y mujeres que aprovechan el día soleado para broncearse. De allí Ud. se va al barrio Once y transita por la “calle judía”. Allí no más, están caminando unas niñas alegres vestidas con polleras largas, blusas que le cubren los codos y medias.
¿No tendrán calor ellas también? Pasan los meses y se acabó el verano.
Un sábado a la noche Ud. sale a “darse una vuelta”. Hace frío y Ud. sale con el abrigo adecuado para protegerse. Jóvenes y no tan jóvenes salen a bailar.
Los ve allí parados esperando ingresar a la discoteca.
A pesar que Ud. siente que se le están congelando los huesos, pareciera ser que a las niñas no le afectaran las inclemencias del tiempo.
Ellas desafían el frío con muy poca ropa. ¿No tendrán frío?
Al salir del trabajo un día de semana común, Ud. se da cuenta que las polleras cortas no se reducen a los sábados a la noche, sino que son el estilo habitual de las secretarias en la oficinas, etc.
Llegando a casa Ud. reflexiona acerca del tema de la vestimenta.
La primer idea que le viene a la mente es que sólo los seres humanos nos “vestimos”.
Si bien los animales y los vegetales nacen tan “sin pañales” como nosotros, la industria textil únicamente se ocupa de nosotros.
¿Por qué? ¿Es simplemente para que no suframos de frío? ¿Y a qué se debe que todos los años cambian los estilos de la moda de manera tal que mucha gente sentiría vergüenza al salir con ropa de otra temporada? ¿Y por qué la gente presta tanta atención en no ser vistas con el mismo vestido con el cual ya la vieron en otra oportunidad? Y, por último, la pregunta más fuerte de todas… ¿a qué se debe ese esfuerzo tan polarizado de la sociedad occidental de exhibirse lo más posible… frente al empeño de las niñas judías de cuidarse en no llamar la atención con polleras cortas, polleras con tajos, transparencias, ropa ajustada, vestidos escotados, colores atractivos, etc.? ¿Qué hay detrás de todo esto?
Antes de volver al pensamiento occidental, abrimos el libro de la Torá y encontramos que el primer “fabricante de ropa” fue D”s mismo.
Se la hizo a medida para los primeros hombres: Adam y Javá.
Hasta ese momento, ellos se habían sentido bien sin necesidad alguna de cubrirse.
Recién al momento de ser expulsados del Edén, se sienten desprotegidos sin vestimentas.
¿Por qué?
La identificación que mostraron al desear (y luego consumir) el fruto del árbol que les estaba vedado, se relacionaba con los aspectos exteriores y superficiales del fruto: su sabor, su apariencia, su belleza.
La pasión del cuerpo por la apariencia exterior del fruto ejerció el dominio sobre la persona, relegando a segundo lugar la esencia Di-vina de las cosas.
El cuerpo humano comenzó a sentir vergüenza por ocupar un rol que no le correspondía.
Desde ese momento, la ley de Tzniut(recato) se convertiría en fuente de protección del espíritu, de lo esencial y de lo íntimo en el ser humano.
Obviamente, esta clase de pensamiento choca con la manera de conducirse del siglo XX, que busca a toda costa la publicidad y la ostentación de las cosas a todo nivel.
Para la sociedad mediocre de nuestro entorno, las cosas sólo existen si todos están enterados de ellas. De allí, la fiebre por la publicidad, el “tener que figurar”, etc.
Tzniut no se reduce a la vestimenta de las mujeres, aun cuando más adelante podamos explicar el porqué de la importancia que tiene en el judaísmo el estilo de la ropa que se usa.
Los Sabios nos enseñan que el pueblo de Israel se compara con una paloma, pues “tal como la paloma es modesta, así también el pueblo de Israel es modesto” (o debiera serlo).
“te ha dicho qué es lo bueno y que es lo que D”s espera de ti, sino actuar con justicia, amar la bondad y caminar con modestia frente al Todopoderoso”
(Mijá 6:8). En todas estas citas encontramos que la cualidad del recato no se reduce a las mujeres.
¿A cuáles instancias se refiere el último versículo?
“A no llorar en exceso en el caso de un funeral, ni a convertirse en centro de atención al atender un casamiento” (Talmud Makot 24a).
En ambos casos, la ostentación quita la atención de la gente de aquello que es lo esencial:
sentir la pérdida en el funeral, y alegrar a los novios en el casamiento.
La ley de Tzniut, entonces, nos llama reforzar los aspectos íntimos y espirituales de nuestra personalidad, poniendo énfasis en nuestro alma que fue diseñada “a imagen Di-vina”.
Cuando el versículo señala “caminar con modestia frente al Todopoderoso”, nos advierte que nuestra vida espiritual, a su vez, debe ser protegida de la ostentación. No debemos vanagloriarnos públicamente por las buenas acciones que hacemos.
(En la Halajá, está establecido que ciertas actitudes relacionadas con algunos preceptos deben ser discretas “mishum iehura”, mostrar orgullo falso).
Muchos momentos históricos del Tana”j ocurrieron fuera de la vista de quienes no debían verlos.
La pelea de Ia-acov con el ángel sucedió precisamente “cuando Ia-acov estaba solo”.
A su vez, Avraham se alejó de sus sirvientes para seguir solo con Itzjak y cometer el mayor acto de amor a D”s en laAkedat Itzjak.
“Nadie estaba en la casa” cuando la esposa de Potifar intentó seducir a Iosef y éste demostró su solidez moral al no sucumbir ante ella.
“Ninguna persona” debe estar presente al momento de ingresar el Sumo Sacerdote en “Kodesh HaKodashim”(máximo santuario) en Iom Kippur. (R. Isochor Frand).
No nos sorprendamos que los actos de grandeza ocurran fuera de la vista de la gente, pues la búsqueda desesperada de la gente por reconocimiento por parte de sus congéneres va, habitualmente, en desmedro proporcional de la aprobación Di-vina.
Quien observa el diseño de la construcción del santuario, verá que desde el frente tiene aspecto de “un velo tal como una novia recatada…” (Rash”i). El sector cubierto del santuario está cubierto con tejidos que poseen hermosos diseños producidos con una artesanía especial (Ma-asé joshev). Estos se pueden observar únicamente desde el interior, pues desde afuera estaban cubiertos con telas de pelo de cabra.
¿No era una lástima que la gente no pudiera observar la belleza del tejido?
No para la Torá.
No todo debe ser publicitado.
Se cuenta del Rabí Ysrael de Ruzhin, uno de los grandes rabinos jasídicos del siglo pasado que conducía una corte con toda la pompa digna del cargo que tenía. Todo lo que había en su alrededor era opulencia y magnificencia.
Su corte era un verdadero palacio. Su carruaje poseía las ornamentaciones que eran la exclusividad de los reyes de la época.
Su “kápete” tenía un diseño tan perfecto que se podía llegar a pensar que los gusanos de seda lo habían tejido sobre él.
No obstante, lo que más relucía eran sus botas, que eran la envidia hasta de los propios duques y príncipes del país. Se hablaba del Rebbe con reverencia pues realmente se le podía atribuir la propia monarquía. Un detalle de toda aquella majestuosidad, sin embargo, lo sabía únicamente el Rebbe mismo y nadie más. Aquellas hermosas botas no poseían suelas, y cuando el Rebbe caminaba sobre las carreteras de tierra y piedras (que en esos tiempos no estaban aún asfaltadas), sentía lo mismo que cualquiera de los judíos pobres que no poseía siquiera un par de zapatos…
Nos quedó aún el tema de la razón por la cual hay un mayor énfasis en la vestimenta de la mujer, como así también las tantas aplicaciones prácticas que tienen para las leyes del Tzniut. Quedará para la semana que viene.
Rabino Daniel Oppenheimer
Bs As. Argentina