domingo, 5 de febrero de 2017

La Parashá Beshalaj ("Cuando dejó ir")

La Parashá
Beshalaj ("Cuando dejó ir") es la cuarta parashá del segundo tomo de la Torá, elsefer Shemot, conocido en español como "Éxodo".13-17 al 17-16.

Temas:

Salida de Egipto 
 
Los israelitas son conducidos por el Eterno fuera de la esclavitud en Egipto.
No van por la ruta directa hacia la Tierra Prometida, sino por un camino sinuoso, para evitar la tierra de los filisteos, y para dar a los hebreos tiempo para fortalecerse corporal y espiritualmente previo a que afronten sus responsabilidades como personas libres.
Su camino era marcado de día por una columna de nubes, y por la noche por un pilar ígneo.
Al ver el Faraón el derrotero de los hebreos, decidió retomarlos como esclavos y sale a su persecución con lo más selecto de su ejército.

Apertura del Mar de las Cañas 

 
El pánico se apodera de los israelitas que vislumbran el terrorífico castigo que se aproxima.
Reclaman de Moshé, y éste ora al Eterno. Como resultado, un fuerte viento azota las aguas y entonces el Mar de las Cañas que les obstruía el paso se abre, y quedan dos imponentes moles de agua a ambos lados del camino seco que quedó frente a los hebreos. Mientras los hebreos estaban por pasar, una cortina de fuego impedía al Faraón avanzar. Pero ahora que los israelitas están por terminar el cruce, Faraón reinicia el avance hacia ellos. Cuando llega a mitad del cauce seco, las paredes monumentales de agua se desploman encima suyo y de sus hombres, quienes quedan empantanados y atrapados hasta el ahogo.
Al presencia el poder del Eterno, y reconocer su salvación los israelitas entonan el famoso "Shirat HaIam" – "Cántico del Mar".

Las agua de Mara
 
Los hebreos continuaron su travesías y alcanzaron el sitio llamado "Mara" -amargura, nombre alusivo al sabor de sus aguas. Sedientos los hebreos murmuran contra de Moshé. El Eterno le ordena que lance un tronco de árbol a las aguas amargas, que se transforman en potables. Los hebreos se refrescan y parten a su camino.

Maná celestial 
 
A un mes de abandonar Egipto, los hebreos entran al yermo. La comida escasea, y ellos se quejan y compadecen. El Eterno les envía maná, una comida milagrosa, que lesllovía del cielo cada mañana, a excepción de la de Shabbat. Cada hebreo podía recoger un omer de maná diario, dos el viernes ya que uno quedaba para el sábado. Todo lo que recogieran fuera del volumen permitido, se pudría milagrosamente.
Todo esto no solo servía para alimentar a los hebreos, sino para manifestar el poder y gloria del Eterno, que es justo y compasivo.
Como recuerdo, un recipiente con maná fue guardado más adelante junto al Arca del Testimonio del Templo.

Nuevamente quejas
 
En Refidim, el pueblo clama por agua. Por orden del Eterno, Moshé golpea una roca de las cercanías del monte Joreb y mana agua en abundancia, para calmar la sed y calentura del pueblo. El lugar fue denominado "Masá-Merivá", a causa de la contención del pueblo.

Ataque traicionero de Amalec
 
Los amalecitas, descendientes de Esav/Esau, premeditadamente y sin motivo atacan arteramente a los indefensos hebreos.
Al reponerse de la sorpresa dolorosa, los hebreos comandados por Iehoshúa/Josué salen al combate defensivo. Moshé subió a la cima el monte, y cuando levantaba sus manos Israel prevalecía, pero cuando las manos caían, el pueblo era vencido. Aarón y Jur ayudaron a sostener en alto las manos de Moshé hasta el ocaso, cuando Amalec fue derrotado. A causa de su malicia, odio y traición, es menester extirpar el recuerdo de Amalec

Yehudah Ben Avi.