martes, 21 de febrero de 2017

DÉCIMA BERAJÁ de la AMIDÁ:

 ¿Pueblo judío o Religión judía?

¿NACION O RELIGIÓN?

Esta berajá, incidentalmente, nos aclara un punto muy importante y absolutamente relevante para nuestros días.  Los enemigos de Israel justifican su rechazo al Estado judío diciendo que Israel es un país que discrimina a miembros de otra religión.  En 1975 las Naciones Unidas votaron una resolución que igualaba al sionismo con el racismo. ¿Por qué? Porque Israel estableció la "ley de retorno" que garantiza la ciudadania israelí a todos los judíos del mundo. Para las Naciones Unidas es como si, por ejemplo, Japón concedería la ciudadanía solamente a las personas que practican el budismo, o algo así. ¡Esto podría ser considerado racismo! Ahora bien, una lección muy importante que aprendemos de nuestra berajá, y de las próximas cinco bendiciones, donde nos presentamos a HaShem como Nación, es que cuando definimos al judaísmo como "religión" abrimos la puerta a la confusión. Si bien el judaísmo es un legado espiritual, en la Torá es presentado especialmente como la Constitución del pueblo de Israel. Desee este punto de vista, es más correcto decir que pertenecemos a la "nación" judía, más que a la "religion" judía.  Y que la ley del retorno de Israel es tan racista como una ley que estableciera que "Japón le garantiza la ciudadania a todos los japoneses que viven fuera de Japón"...

Nuestra Berajá menciona explícitamente los términos: "exilio", "regreso del exilio", "desplazados"  (= "refugiados"), es decir, aquellos ciudadanos judíos que fueron desterrados de Israel, y sus descendientes.

Desde este punto de vista, ser judío es una nacionalidad, una "ciudadanía" virtual, heredada via materna, que no caduca ni siquiera cuando un judío vive en el exilio durante siglos. En este sentido, no se puede comparar el judaísmo con otras religiones. No existe "la Nación Cristiana".  Los cristianos no tienen una tierra de referencia. No aspiran regresar a Roma o restablecer el gobierno cristiano en el Vaticano.  Todo lo contrario, el Estado y la Iglesia están explícitamente desconectados. Lo mismo puede decirse del Islam. No hay una tierra específica donde todos los musulmanes aspiran a regresar.  (La "Nación del Islam" de Farrakhan es el nombre de su movimiento religioso, no la forma en que el Islam se ve a sí mismo, como puede verse claramente en el concepto de Liga de "Naciones Árabes").

El judaísmo, como aprendemos en esta berajá, no tiene sentido sin la Tierra de Israel y sin la aspiración de volver a ella.

Los judíos que vivimos fuera de Israel, somos ciudadanos orgullosos del país en el cual vivimos, respetuosos de sus leyes y agradecidos a los países donde vivimos. Pero también seguimos formando parte de la nación judía (nación = historia en común,  idioma en común, ley en común). Y como lo expresamos en esta Berajá, nuestra esperanza es que un día normalicemos nuestra situación como pueblo judío, regresando a nuestra tierra Israel, desde todos los confines del planeta, cumpliendo así la visión de nuestros profetas y de los Sabios que establecieron esta Berajá.

Batshefa Alegria.